No deja de ser sorprendente que tanto el café como los seres humanos hayamos visto la luz en las tierras de Abisinia, el olvidado Imperio Etíope, cuna que fue también de Menelik I, el célebre hijo de la reina de Jaba y el rey Salomón, padre a su vez de los judíos negros y de los Rastafari jamaicanos…
Este terroir de lujo en el que los primeros cafetos se hicieron visibles para la humanidad gracias a unas cabras locas, un pastor curioso y unos monjes escribanos con ganas de un elixir para no dormir, no solo es el punto de partida de la más importante bebida del mundo (después del agua) sino también la cuna de un sinnúmero de variedades, que recién ahora comienzan a comprenderse en una mejor dimensión organoléptica.
Nietos choznos de estas primeras plantas etíopes, siguen naciendo alrededor del mundo variedades de todo tipo, algunas de las cuales pasan tan desapercibidas que nadie las reconoce. Un puñado selecto de estos nuevos granos, en cambio, son descubiertos para júbilo de los paladares. Muchos de estos descendientes procedan del mágico y extraordinario Bourbon, una rama de lujo en la historia cafetera.
¿CRUCE ENTRE ROJO Y AMARILLO?
Llamado por un experto sibarita “la esmeralda del café colombiano”, desde su aparición en escena hace unos 20 años, poco a poco el Bourbon Rosado ha ido llegando a los escenarios internacionales y a los paladares de los clientes, ganando alabanzas, prestigios y concursos.
Se trata de un grano descubierto en una finca del sur del Huila, la Denominación de Origen que cobija uno de los terrenos más ricos del nuevo eje cafetero colombiano. Es una tierra extremadamente fértil y bella, enclavada en el Macizo Colombiano, el lugar donde nacen los más importantes ríos del país. Y aunque en un principio se dijo que su aparición en los cafetales se debió a una polinización cruzada entre los bourbones rojo y amarillo, estudios posteriores mostraron que quizás este exótico y singular grano tiene directo linaje etíope, sin ninguna derivación de las ramas Bourbon-Typica. El Rosado sería entonces el primer Bourbon “adoptado” con nombre y todo en tan prestigiosa familia: un gran honor para ambas partes, sin lugar a dudas 😊
Sea que se trate de una polinización cruzada, sea una semilla “heirloom” original, que de alguna manera llegó hasta Colombia, lo que sí es cierto es que el Bourbon Rosado debe su nombre al color de sus cerezas, literalmente como los vinos rosé.
LLEGÓ PARA QUEDARSE
Sin lugar a dudas son muchas las sorpresas organolépticas que este grano ha venido a ofrecernos; baste con imaginar, a vuelo de pájaro, que sus notas tropicales pueden llegar a agrupar en una misma taza acentos a lichis, kiwis y maracuyás, con toques a cidrón y geranios; y una gama de sensaciones brillantes y complejas, aunque perfectamente equilibradas.
¿Se puede pedir más? Claro que sí: una cierta efervescencia en la boca, como la que producen los granos de La Florida, una de las fincas del Huila en donde en estos momentos comienza a despuntar la próxima cosecha.