Nací y me crié arrullado por rumores de cafetales que florecían y maduraban en el patio, cultivados en medio de naranjos y caimos por la abuela Rita y la tía Maura. En aquella entonces todo el proceso se hacía en casa, desde el abono y el cuidado día a día, hasta el disfrute final en grandes tazas que acompañaban leyendas e historias de todo tipo que contaba el Tío Barbas,  juglar, marinero y zahorí. 

Dentro de los cientos de relatos maravillosos y heroicos que recuerda mi infancia, destaca el viaje del Batallón Colombia a la lejana Corea y su participación solidaria en una guerra que se hacía por la Libertad. Las historias de la Batalla de Monte Calvo, la heroicidad del combate, son emociones que he guardado con afecto en el baúl de las narraciones sorprendentes y bellas. 

El Café Amistad – 친교 커피  es mi tributo de admiración por este encuentro histórico entre dos países geográficamente lejanos, aunque cercanos en millones de cosas. ¡Para que en Sur Corea disfruten un pedazo de Colombia hecho bebida